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Y los españoles, ¿tenemos derecho a desconectar del trabajo?

Por |2017-01-12T11:11:41+00:0012/01/2017|Categorías: Publicaciones Laboral|Etiquetas: |

El 30% de los trabajadores españoles reconoce no ser capaz de desconectar
Dos de cada cinco se sienten presionados para responder llamadas y correos

Los españoles trabajamos de media 41,4 horas a la semana, según Eurostat. Esta cifra, que va en línea con la media de la Unión Europea, incluye también las horas fuera de contrato que los trabajadores dedican a su empleo, sean retribuidas o no.

Sin embargo, más allá de las horas extra, lo que no incluye la estadística del organismo europeo, y es más difícil de cuantificar, es el tiempo que cada español le dedica a su trabajo principal fuera de la oficina. Son, por ejemplo, las llamadas de clientes o proveedores más allá de las siete de la tarde, los whatsapps continuos del jefe o el sinfín de correos electrónicos que llegan al móvil a deshoras y no cuesta nada contestar.

Cada día estamos más conectados al móvil como sociedad, pero también es cada vez más habitual recibir llamadas, emails o whatsapps cuando ya se ha abandonado la oficina o incluso durante las vacaciones de verano. Hasta el punto de que las nuevas tecnologías han cambiado la manera en que antes concebíamos el mercado laboral.

La comodidad que ofrece el smartphone, que permite al empleado disponer de un horario más flexible (con facilidades como trabajar a distancia o desde casa), se ha convertido en un arma de doble filo y hay quien llega a calificar al móvil como el gran culpable de la cada vez mayor dificultad para desconectar del trabajo.

Actualmente, y según un estudio elaborado por Randstad, tres de cada diez asalariados españoles reconocen no ser capaces de desconectar durante sus vacaciones. España es, junto con Grecia y Portugal, uno de los tres países europeos donde más complicado resulta olvidar el día a día de la oficina cuando se está de vacaciones.

Y hay más datos: casi un tercio de los españoles afirma que dedica gran parte de su tiempo libre a tareas relacionadas con el trabajo. Y un 73% siente que en la actualidad tiene menos tiempo libre que hace unos años.

Francia, abanderado de la desconexión
Al otro lado, y por debajo de la media europea, se encuentra Francia, donde el porcentaje de asalariados que no consigue sacarse el trabajo de la cabeza en su tiempo de ocio no llega al 20%. Y donde el Gobierno, para intentar rebajar la cifra, ha acuñado oficialmente el famoso término de desconexión.

Como parte de su nueva reforma laboral (aprobada en julio del año pasado), el Ejecutivo francés da un paso para regular el uso de las nuevas tecnologías de comunicación mediante la negociación colectiva.

La medida, que entró en vigor el 1 de enero, propone que los responsables y representantes sindicales de las compañías con más de 50 empleados discutan entre ellos para llegar a un acuerdo, en función de las necesidades de cada trabajador y de cada sector.

El objetivo es, precisamente, fijar las «modalidades del pleno ejercicio del derecho del asalariado a la desconexión», así como «la puesta en marcha por la empresa de dispositivos de regulación de la utilización de herramientas digitales».

En última instancia, y en caso de no alcanzar un compromiso sobre el derecho, será la compañía la que redacte una carta con las reglas a seguir.

¿Tengo obligación de responder las llamadas de mi jefe?
¿Pero, es tan diferente la situación española de la francesa? ¿Cuáles son nuestros derechos? ¿Tengo obligación de responder las llamadas de mi jefe o a contestar un correo cuando estoy de vacaciones?

Nuestro país vecino ha sido pionero en poner el tema sobre la mesa, pero su ley no implica la obligación de apagar el móvil profesional al finalizar la jornada laboral, o de consultar el correo corporativo a partir de determinadas horas. De la misma manera que el texto tampoco prevé sanciones en caso de incumplimiento. «Se limita a abrir la puerta a una regulación, en el marco de la negociación colectiva, y en función de las necesidades de cada empresa», explica Bernardo Pérez-Navas, socio del Área Laboral de Garrigues.

«Esta tendencia es perfectamente extensible al resto de países» explica Rubén Agote, socio del Área de Laboral de Cuatrecasas en Barcelona. «En España tenemos la obligación de atender a los riesgos psicosociales del trabajo, y es aquí donde encaja la medida francesa».

Algunas multinacionales de origen francés como Orange o el fabricante de neumáticos Michelin ya aplican iniciativas parecidas, y Pérez-Navas no descarta que determinadas empresas españolas se adelanten a una posible norma nacional y adopten este tipo de disposiciones que separan la vida laboral y la personal fuera del horario de trabajo.

Por el momento, la empresa no puede imponer la obligación al trabajador de una disponibilidad más allá horario laboral, ni es exigible, independientemente de la herramienta utilizada. «Tú no tienes la obligación de atender a nadie (ni a tu jefe) en tus vacaciones o al finalizar tu jornada, y por tanto, la empresa no te podría sancionar», asegura el socio de Cuatrecasas.

El sindicato de trabajadores, UGT se ha apresurado a recordar el derecho de los trabajadores españoles a conocer exactamente cuál es su jornada de trabajo, su horario y el tiempo a disposición de la empresa. Así como su descanso diario, semanal o mensual, «ya que todo lo que exceda de ello, llamadas al móvil, mensajes de whatsapp o correos electrónicos, por ejemplo, pueden incluso suponer una vulneración de un derecho fundamental. Si termina la jornada laboral, termina», afirma Isabel Araque secretaria confederal del sindicato.

‘Tecnoestrés’
La normativa gala permite crear sistemas razonables para que los trabajadores no carguen con la exigencia (apoyada por la tecnología) de estar disponibles las 24 horas, que en España podría ser aún mayor.

«El temor de los empleados a la pérdida de su puesto de trabajo, en un momento como el actual, con un aumento de la precariedad del mercado laboral, facilita que las empresas lleven a cabo abusos en el incumplimiento en materia de jornada y de descansos del empleado», sostiene Araque.

De hecho, a pesar de que los motivos que llevan a los profesionales a seguir pendientes de su actividad profesional son múltiples, la presión por parte de los superiores o de la propia compañía es uno de los más latentes para estar permanentemente conectados. Según Randstad, dos de cada cinco trabajadores afirman sentirse presionados para responder llamadas y emails durante sus vacaciones.

Y esto sólo durante el periodo estival. Para el resto del año, el porcentaje de trabajadores siempre disponible es muy superior. Prácticamente el 70% de los profesionales españoles reconoce que atiende llamadas de trabajo y correos electrónicos fuera de su horario laboral, y más de la mitad de ellos admite que responde a estos temas de forma inmediata.

Arma de doble filo
El debate está servido, porque a la vez que las nuevas tecnologías podrían estar vulnerando el derecho a la desconexión, también ayudan a promover la flexibilidad laboral. Los medios electrónicos favorecen la comunicación permanente, también en el ámbito profesional, y han facilitado una enorme flexibilidad.

«Para muchos, la tecnología supone una medida de conciliación», sostiene Pérez-Navas. «Habría que conjugar las dos cosas, contemplando los distintos tipos de trabajo y los diferentes niveles de responsabilidad».

(Noticia extraída de El Mundo)

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